miércoles, 17 de febrero de 2016

Homilía: “Lo central es que uno descubra la vida como don y que uno descubra qué es lo que quiere” – I domingo de Cuaresma

Al comenzar la película Corazón Valiente, William pierde a su papá y a su hermano con los ingleses y él se queda solo. Viene su tío a cuidarlo, a hacerse cargo de él y está unos días con él, es un poco duro como tal vez era en esa época, “te vas a venir conmigo”, le decía pero William le decía que no quería. “Tampoco querías que tu papa muriera”, le contestaba. Una noche, se acercan a una fogata donde estaban tocando las gaitas y él le pregunta a su tío qué es lo que están haciendo y dice que lo están despidiendo a nuestra manera. Con cantos prohibidos, con gaitas prohibidas, no tenían permitido los escoceses tocarlas. Su tío estaba con una espada y William se queda mirándola y entonces su tío se la pasa, se la muestra, él quiere aprender a usarla y su tío le dice “primero tenés que aprender de acá (corazón) para luego poder aprender a usar eso”.

Como ustedes recordarán, cuando William vuelve a su hogar, años después, está transformado, es otra persona, quiere formar una familia, ya descubrió cuál es su deseo. Después continua como ya saben.

Podríamos decir que el objetivo en nuestra vida es el mismo, es saber qué es lo que queremos con el corazón, qué es lo que mi vida reclama, qué es lo que mi vida desea, quiere. Al saber eso, yo sé hacia donde quiero ir. En general, la mayoría de los problemas empiezan cuando no sé qué es lo que quiero porque cuando no sé qué es lo que quiero, no sé qué camino tomar. No se hacia dónde ir, hacia dónde dirigirme, me dejo llevar por un montón de cosas y voy perdiendo el rumbo. Por eso, siempre es necesario que recuerde qué es lo que se me dio, la vida que se me regaló y que mi vida tiene un objetivo, tiene un sentido. Por algo se me regalaron estos años, a cada uno de nosotros acá en la tierra. 

De alguna manera, es lo que pasa en la primera lectura, ustedes escucharon, el pueblo está a las puertas de entrar a la tierra prometida, se fueron de Egipto hasta esa tierra. Moisés los reúne y les dice que esa tierra es un regalo de Dios para ellos, que cuando entren y después, cada año, tomen las primicias de la tierra, los primeros frutos que cosechen, que se los ofrezcan a Dios. Esto es llamativo porque la tierra ES de Dios. Todo los árboles, todas las plantas, todo lo que hay en la tierra es de Dios. Sin embargo, les dice que lo tomen y se lo ofrezcan a Dios. Podríamos preguntarnos, ¿Qué sentido tiene esto? ¿Por qué ofrecerle a Dios lo que es de Dios? Creo que Moisés los invita a celebrar esto para que nunca olviden en su corazón que lo que ellos empiezan a vivir es un regalo, es un don. Que esa tierra no es de ellos como a veces nos pasa que nos apropiamos de las cosas, y que esos frutos que ellos van a trabajar con su sudor, con su esfuerzo, que van a plantar, tampoco es de ellos. Es un regalo que Dios les trajo y, para que eso no se les olvide porque a lo largo del camino todos tendemos a olvidar cosas y apropiárnoslas, les dice “celébrenlo, ofrézcanlo a Dios”.

Contrario a esto, hay una frase que algunas veces uno escucha que dice “a mí nadie me regaló nada”. Es justamente lo contrario a este evangelio. No solo el que dice eso mira solo el 10% de la realidad, con suerte, sino que se perdió de un montón de cosas en la vida. Primero y principal, ¿la vida se la regaló él solo o le regalaron la vida? Lo segundo, ¿la familia nunca se la regaló nadie? ¿La educación? ¿La oportunidad de ir a un colegio o de estar en una facultad? A veces solo miramos nuestro esfuerzo, lo que Dios quiere que recordemos es que todo es un don, todo es un regalo. A partir de que yo descubra eso, vivo de una manera diferente. 

Cuando yo no descubro que las cosas son regalo, pienso que a mí todos me deben, todos me exigen, nada me alcanza, sentimos que no nos reconocen nada, ¿Por qué? Porque no descubro nada como regalo, no descubro nada como don y entonces las tentaciones se multiplican. ¿Por qué? Porque no sé qué es lo que quiero. Siento que a mí todos me deben entonces casi como que puedo hacer lo que quiero, yo soy el dueño mío, yo soy el que decido las cosas. Es por eso que es tan central que uno descubra la vida como don y que uno descubra qué es lo que quiere. Cuando yo descubro qué es lo que quiero, se hacia donde me muevo y es mucho más fácil, sino, las cosas las hago voluntariamente y la voluntad siempre tiene fecha de caducidad, tiene un límite.

Pongamos un ejemplo. Estamos en Cuaresma y hay una tablita dando vueltas, tal vez algunos la vieron, que te va diciendo qué hacer cada día de Cuaresma, podríamos preguntarnos hasta donde llegamos. Si el esfuerzo es solo QUIERO hacer un sacrificio, entonces me sacrifico y quiero hacer cosas. Una de las invitaciones en Cuaresma es la oración, hay que rezar entonces me propongo en Cuaresma rezar todos los días, ¿hasta dónde llega mi rezar todos los días? Estirémoslo de la Cuaresma, porque la Cuaresma es un espíritu de conversión, empiezo a hacerlo, no por Cuaresma, para que esto cambie en mi vida. Entonces sigamos después de Cuaresma para ver hasta dónde llega. Si es por voluntad o por cumplir o porque lo tengo que hacer, puedo durar tres días, una semana, dos semanas, dos meses, seis meses algunos muy voluntariosos. Pero si yo no descubro por qué rezo y a quién le rezo, tiene fecha de caducidad. Si yo no descubro quién es Dios para mí, en algún momento de la vida, lo central, que es estar con Dios, lo lindo, que es estar con Jesús, el gozo y la alegría que siento cuando rezo, si no descubro eso, lo voy a hacer por un tiempito. Hasta que se me acaban esas ganas, ese primer empujón, se va carcomiendo mi voluntad y ya no tengo más ganas. Si la oración cobra un sentido en mi vida, un sentido de encuentro con Dios y la descubro como un tesoro, ahí la rezo desde otro lugar. Voy a sentir en el corazón esa necesidad, necesito rezar, QUIERO rezar, ¿Por qué? Porque cambia mi vida.

Es por eso que es tan central descubrir el valor de las cosas. Si yo no descubro el valor de las cosas, soy tentado más fácilmente y mi voluntad se va carcomiendo. Por eso Jesús puede resistir a las tentaciones en el desierto. A Dios se lo tienta, en Jesús, con las mismas tentaciones que tenemos nosotros practicante. La primera es en relación con sí mismo, “dejá de ser libre con vos, dejá que las cosas te posean”, en algo tan simple como “comé algo” cuando él está ayunando, es decir, “sacá un beneficio propio”. Pero él dice que no, que no solo de pan vive el hombre, que hay cosas más importantes. La siguiente tentación es el poder, “yo quiero tener poder sobre los demás” y si hay alguien que puede vivir bien el poder es Jesús. Sin embargo, dice “yo no vine para eso, yo vine para servir, no para ser servido”. Por último, en su vinculo con Dios, “póstrate frente a mí”, ¿frente a cuántos ídolos nos ha pasado en la vida que también nos postramos y nos vamos olvidando de Dios?

Esos tres vínculos, el propio, el que tiene que ver con los demás y con Dios, son nuestras tentaciones. Yo no descubro en mi vida, la vida del otro y la vida de Jesús como un regalo, no sé cómo soportar eso, la tentación me va carcomiendo y es mucho más fácil.

Por eso escuchamos frases como “si yo no le hago mal a nadie”, porque no termino de descubrir el bien. No estamos hablando de hacer males, estamos hablando de hacer el bien, eso es lo que quiere Jesús. Cada vez vamos bajando el listón, casi como en el colegio, uno exigía por acá, después por allá, a ver si zafamos con un cuatro y no porque Dios sea muy exigente sino porque nuestra conciencia va perdiendo un montón de cosas. Vamos a poner un ejemplo simple de esto, una cosa que enseñamos y está en los mandamientos: No mentir. Si yo no enseño a la gente el valor de la verdad, lo lindo que es decir la verdad, no tener secretos, ser transparente y que eso me hace feliz. ¿Cuánto puede resistir el no mentir? Creo que hay que mirar la propia vida, yo puedo mirar la mía para ver lo que eso me ha costado a lo largo de mi vida.

Después, eso se prolonga porque después, nos quejamos de cosas más grandes, mentiras pequeñas o piadosas, siempre tenemos una excusa para mentir y después nos quejamos de que hay corrupción u otras cosas pero eso lo hemos cultivado. Si no hemos enseñado nosotros, si no hemos transmitido que hay una verdad que brilla, que puede transformar las cosas. Cuando yo no enseño el valor que hay detrás, la tentación siempre es mucho más fácil. “Bueno, pero ¿qué pasa si hago esto?”, después cae en efecto dominó, una tras otra.

Podemos poner ejemplos que tengan que ver con el placer, el pecado de la lujuria, en un mundo totalmente lujurioso hoy. Basta agarrar cualquier computadora donde aparecen imágenes todo el tiempo, a cualquier boliche donde los chicos chapan, hacen cualquier cosa total, “si no le hago mal a nadie”. ¿Hago bien? ¿Eso me hace bien a mi? ¿Le hace bien al otro? Ni hablar de cuando suceden cosas más graves, la infidelidad, ¿Por qué llegamos a que la infidelidad lamentablemente hoy sea moneda corriente? Porque hemos quebrado un montón de cosas y, como no hemos educado el verdadero valor que tiene la fidelidad, que tiene el otro, la persona humana del otro con la cual yo no puedo jugar, quebremos un montón, sigamos. Y ese camino no tiene vuelta, en la medida en que yo no empiece a descubrir el valor que hay detrás de las cosas, lo empiece a vivir y lo empiece a transmitir.

Esto es lo que hace Jesús. Por eso, nos pone en camino en esta Cuaresma. La Cuaresma a veces es difícil porque la leemos desde la Cuaresma y la Cuaresma desde sí misma no tiene sentido. El sacrificio por el sacrificio no tiene ningún sentido. La Cuaresma tiene sentido porque existe la Pascua y sin Pascua no hay Cuaresma. Entonces, si queremos vivir la Cuaresma, lo primero que tenemos que hacer es vivir la Pascua y la Pascua, ¿Qué es? La resurrección y ¿la resurrección qué es? ¿Qué es lo que me da vida? Lo que tendríamos que mirar, si quiero cambiar algo, es dónde necesito vida, qué es lo que a mí me puede dar vida y escuchar esa voz que grita en el corazón, “quiero más vida”. A partir de ahí, mirar qué es lo que tengo que cambiar por eso y obviamente que cuesta, la Pascua cuesta. Para que haya resurrección, tiene que haber muerte, y ninguno quiere morir, ni Jesús quiere morir. 

Fíjense cómo termina el evangelio de hoy, el demonio se retiró hasta que tenga una nueva oportunidad, ¿se acuerdan la última tentación de Jesús? En Getsemaní, “si es posible, que pase de mi este cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Antes de morir, Jesús en nuevamente tentado y va a tener que apostar por la vida y lo va a poder hacer porque tiene confianza en el padre, porque descubrió a lo largo de su vida qué era lo que lo sostenía. En nosotros pasa lo mismo, morir ciertas cosas cuesta un montón, implica muchas veces opciones drásticas en nuestras vidas y lo vamos a poder hacer si descubrimos la promesa que hay en la vida que Jesús nos regala. En el fondo, transitar la Cuaresma es poner los ojos fijos en la Pascua y, a través de la Pascua, dejarme guiar por Jesús, por ese Jesús misericordioso que me lleva, que, cuando yo no tengo fuerza, me dice “confiá, dejate guiar, dejate llevar”.

Creo que lo lindo de esta Cuaresma sería que algo pase, porque la Pascua es paso y, si no pasa nada, la pregunta es qué Pascua viví esta vez o qué Cuaresma se recorrió en mi corazón para llegar a la Pascua. Creo que sería lindo que las cosas no nos pasen de largo, sino que nos pongamos un ratito en oración esta semana y miremos qué es lo que queremos que pase en nuestro corazón, en dónde siento que me falta vida, en dónde puedo crecer, cambiar. En la oración, pedirle a Jesús que me ayude a transitar eso y que tenga esa paciencia, esa misericordia que Dios en Jesús tiene con nosotros para poder vivirla.

Escuchemos entonces en el corazón esa voz de Jesús que nos llama a esos pastos que dan vida, a esos pastos que llenan nuestro corazón y caminemos con confianza hacia el autor de la vida.

Lecturas:
*Deuteronomio 26,4-10
*Salmo 90
*Romanos 10,8-13
*Lucas 4,1-13

1 comentario:

  1. Gracias! Bellísima explicación 👏👏👏👏😁😁😁😁. Tan clara y directa, que no hace falta agregarle nada más: gracias!

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