Una película que seguramente la mayoría de ustedes vio hace unos años, que se llama “El ultimo samurai” que alguna vez hemos hablado, y que trata esta nueva entrada en el mundo japonés de lo que es la cultura mas occidental, y esto en esa dinastía Meiji causa como un quiebre, un quiebre entre lo tradicional y lo que es mas novedoso. Y ahí surge esta disputa entre los samuráis, que eran totalmente reverenciados, que siempre habían custodiado al emperador y al pueblo y esta nueva clase dirigencial que acompaña al emperador y lo va a asesorando en cómo hacer un nuevo Japón. Esto llega a tal crisis que los samuráis entran en guerra con ellos, y se da una especie de tregua donde Katsumoto, el jefe de lo samuráis, va a verlo al emperador Meiji. Están en una galería charlando, el emperador bastante enojado por lo que estos hombres están haciendo y entonces le pregunta por qué pelean contra él, por qué están en guerra, por qué no aceptan las cosas cómo son, y Katusmoto le dice: “Yo no estoy peleando contra usted, no tengo nada en contra de usted, al contrario, yo lo que estoy haciendo es ir contra esto que nos esta haciendo a todos mal”. Y el emperador enojado le dice: “¿Qué quieres entonces, mi lugar, mi trono? ¿Quieres quitarme la vida?” El otro dice: “No, de ninguna manera, ese es su lugar. Si usted quiere mi vida pídamela, yo me la quitaré voluntariamente”. Y el emperador queda totalmente desconcertado porque pensaba que tenia un enemigo en frente y descubre que tiene a alguien que todavía le sigue teniendo respeto, tanta devoción que es capas de dar la vida, quitarse la vida voluntariamente si él se la pide, como era la regla de ellos. Y ahí cambia totalmente el discurso, y le dice que esta perdido, que por favor le diga que es lo que tiene que hacer. Y Katusmoto se pone de rodillas y le dice: “De ninguna manera, usted es el emperador, usted es el que nos guía, usted es el que tiene que encontrar las respuestas”, y muestra esa reverencia que tiene hacia aquel que tiene que para ellos mostrarles el camino. El emperador muestra esa desolación de no saber cómo moverse en esos nuevos marcos en el que se mueve su pueblo, en el que tiene que guiar a su pueblo.
Y esto es algo de lo que podríamos decir esta pasando en nuestro mundo, en nuestra sociedad donde los marcos se han corrido, donde los marcos no son iguales a lo que eran antes. Antes cuando uno era más chico (los que somos más grandes), mas o menos uno sabia qué era lo que tenia que seguir, cuál era el camino que uno tenia que recorrer, lo que se invitaba, cuáles eran las verdades puntuales, sólidas, cuál era el lugar donde daba vida, que ayudaba a que uno crezca y daba más vida, y uno se sentía seguro ahí. Sin embargo hoy en día descubrimos que esos marcos también se nos han corrido, también son muchos mas amplios, y ahí muchas veces nos sentimos prendidos, porque no entendemos, porque en vez de un camino hay un montón de caminos y uno dice “cuál es el que yo tengo que elegir”, porque en vez de una verdad parece que hubiera muchas verdades, parece que a veces la verdad fuera como mutando y uno tiene que terminar de encontrarla, de descubrirla, y parece que la vida no pasa por donde pensábamos, sino que también hay otros espacios donde hay vida. Eso en primer lugar nos crea la angustia de no saber si estamos buscando bien, si estamos encontrando aquello que necesitamos, y en segunda lugar el vértigo de no saber hacia donde ir.
Sin embargo la única manera de poder crecer en la vida es ir encontrando justamente cuál es mi camino, cuál es la verdad, cuál es lugar que me da vida. Sin embargo esto lleva tiempo y muchas veces nos sentimos desconcertados: los más grandes porque muchas veces no lo encontramos o nos sentimos perdidos en un mundo así donde hay un montón de opciones que no entendemos ni comprendemos, y muchas veces los más jóvenes o los más chicos que dicen “de todos estos caminos, ¿cuál es el mío?”. Si tengo tantos caminos, tantos caminos que dan vida, ¿cuál elijo? Y si elijo, ¿elijo bien?... Y aparece esa nueva gran pregunta frente a ese nuevo marco en el que nos tenemos que mover.
Y eso que nos sucede a nosotros en la vida es lo que le sucede a los discípulos en este momento con Jesús. Jesús esta dando su discurso final, se esta despidiendo de sus discípulos y les dice que se va ir, que llego el momento que parte. Pero que se queden tranquilos porque va a una casa a prepararles un lugar, y que hay muchas habitaciones. Sin embargo esto no los deja tranquilos a los discípulos, y Mateo lo interviene diciendo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino, cómo llegamos a ir?”. Y Jesús le dice: “Yo soy el Camino,
Y eso es lo que nos sucede cuando nos van corriendo los marcos, perdemos esas certezas, esas seguridades, y tenemos que volver a buscar cuál es nuestro camino, cuál es nuestra verdad, y cuál es nuestra vida. Tenemos que preguntarnos en nuestro corazón, tenemos que aprender a escuchar, y tenemos que buscar a Dios. Creo que un ejemplo claro de esto es cuando uno vive la fe: cuántas veces nuestra fe entra en crisis porque las respuestas que teníamos antes ya no alcanzan, el modo de presencia de Dios de antes ya no alcanza… Cuando era niño yo pensaba como niño y vivía como niño, pero ahora soy joven y no me alcanza lo anterior, ¿y dónde esta Jesús acá? ¿y cómo me acompaña en mi ser joven? ¿y cómo me da Vida? Y cuando parece que lo encuentro me vuelve a desaparecer esa seguridad y me vuelvo a preguntar: ¿y en esta nueva realidad, en donde uno se esta casando, recibiéndose, cómo se hace presente Jesús acá? ¿cómo es acá mi Camino, mi Verdad, mi Vida? Y así continuamente, y uno tiene que ir aprendiendo a abrir la cabeza, a abrir el corazón para descubrir de qué manera y en cada momento, cómo se hace presente Jesús. Pero para eso tengo que animarme a romper mis estructuras, tengo que animarme a romper aquello que me da seguridad, y aprender a pensar, y vivir de una manera distinta y nueva. Si los discípulos se quedaban esperando que Jesús estuviera siempre así, nunca lo iban a descubrí presente de otra forma. Si nosotros esperamos que Jesús este presente de la misma manera que estuvo antes, nos quedamos anclados en esa nostalgia, esperando, esperando, y nos perderemos el Jesús que hoy se nos vuelve a hacer presente y que nos invita a vivir de una manera distinta y nueva, y para eso tenemos que abrirnos…
Es lo que les pasa a los discípulos en al Primera Lectura: “No nos alcanza esta estructura que armamos, esta forma de vivir”, entonces vayan, que atiendan, que hagan esto; “Ya no nos alcanzan estas respuestas”, entonces nos tenemos que volver a preguntar… Creo que si uno mira esto es claro en
Para terminar les pongo un ejemplo de lo que nos paso esta semana, como ustedes saben estuve en
Creo que eso es un desafío para todos nosotros como comunidad y en cualquier realidad. Esto es lo que les enseñó Jesús a sus discípulos, esto es lo que nos enseña hoy a nosotros, que Él es nuestro Camino, nuestra Verdad, y nuestra Vida, hoy, y cómo podemos descubrir eso y cómo podemos anunciar eso hoy, cómo podemos anunciar a un hombre o una mujer que no creen y decirle que Jesús es el camino, cómo podemos ir a un hombre o una mujer que no creen y decirles que Él es una verdad, cómo podemos ir a un hombre o una mujer que no creen y decirles que Él es nuestra Vida.
Ese es el desafío para nosotros, pero es un desafío lindo, el desafío de ver cómo a Jesús se lo encarna hoy.
Pidámosle entonces a Él, Camino, Verdad, Vida, que encontrándonos con Él hoy, podamos vivirlo y anunciarlo hoy.