viernes, 22 de agosto de 2014

Homilía: “Mujer, qué grande es tu fe” – XX domingo durante el año

En la película alemana, “La Ola” que alguna vez hablamos, trata de como hoy se puede dar ciertos fanatismos aun entre los más jóvenes. Comienza con un profesor, Rainer Wenger, que le avisan al comienzo  del año que va a tener que llevar a delante el seminario de autocracias, es decir, de gobiernos totalitarios, dictaduras. Él se queja bastante porque es más socialista y no es lo que más le gusta pero tiene que darlo igual, es su trabajo. Entonces hay una imagen en la cual está frente al aula hablando con los alumnos, empieza hablar de lo que fue todo el movimiento nazi y comienza un dialogo con los alumnos, similar a esto: los alumnos empiezan a decirle la Alemania nazi fue una porquería hasta yo lo sé, exacto malditos nazis dice otros de los chicos. Y otro chico dice ya paso, no va a volver a pasar. El profesor les pregunta ¿y todos los neo nazis que hay? Mira nosotros no podemos echarnos la culpa por lo que hicieron otros  y que no hicimos nosotros, el profesor le dice no es culpa sino que es parte nuestra historia y cierta responsabilidad tenemos todos. Otro de los alumnos dice yo soy turco, como diciendo yo no tengo nada que ver con esto, y ya como cansado otro, de los alumnos dice hablamos de otra cosa como el gobierno de Bush, como poner como ejemplo. Y el profesor dice no esperen, hemos llegado a un punto interesante, ¿Ustedes creen que no se puede volver a dar una dictadura como esa?, y los alumnos le contesta, no de ninguna manera somos mucho más inteligentes ahora.
Me quiero centra un poquito en esto último, es verdad que tenemos mucho más conocimiento de las cosas ahora de lo que se tenía antes, la globalización, la comunicación el que la información llegue más rápido hace que uno tenga más conocimientos. Es más los últimos estudios dicen que los chicos acceden a la inteligencia mucho más rápido por las motivaciones, después podríamos discutir otras cosas. Pero eso ha hecho que como mundo, como sociedad, como familia estemos más unidos, nos queramos más los unos a los a otros. Ese saber más ha influido en que nos acerquemos, en que formemos vínculos más sólidos.
Uno mira el mundo y sigue viendo en los últimos años, aun hoy, discriminaciones muy fuertes, asesinatos por etnias en distintos países, en distintos lugares, casi como que va rotando uno podría decir a mí nunca me va a tocar y quien esta exento de algo así. El mismo papa pidiéndonos, los últimos tiempos, que recemos muy fuerte por cosas que van pasando, por intolerancias religiosas y por intolerancias étnicas. Pero no tenemos que irnos tan lejos, podríamos pensar en nuestro país cuando todavía no ha terminado de sanar ciertas heridas de una época muy dura, muy difícil, casi nefasta de nuestra historia. Y hoy en día, también podemos preguntarnos no es tan fácil, en nuestros colegios no pasa nada, no se discrimina, no se son intolerantes muchas veces con chicos nuevos o diferentes o distintos. Todo el tema del bullying que cada día crece más y que tenemos que descubrir a como acercarnos intentar integrar. Como uno desde chiquitos le tiene que enseñar a los chicos, casi naturalmente a integren a los demás, a que compartan. Y creo que la experiencia en nuestro país también, donde muchos han trabajado para que en vez de ver, al que está al lado mío como un hermano, lo veamos como un enemigo y cada vez nos distanciemos más, nos peleemos más, los vínculos se rompan. Creo que aun hoy en día vemos muchos signos de enemistades, de intolerancia, de discriminación.
Y creo que el principal problema es tener que tener una apertura de corazón. Uno puede romper con esos esquemas cuando uno aprende a querer más. Hace poco se me acerco una persona, un joven, muy lastimado por la discriminación que sentía en lo que le hacían y yo hablando con él me preguntaba cómo podía dolerle menos y yo le decía mira no hay una forma fácil de aprender esto, lamentablemente no es tan simple y todos tenemos la experiencia de lo que duele cuando a uno lo dejan de lado, lo discriminan, lo atacan. Pero si quieres también mira un poquito al otro lado, y mira a esa persona que es intolerante, que te carga, que te joroba, y no estamos hablando de pavadas, y casi que se entienda tenele lástima, porque habla de la pobreza de su corazón. Habla de un corazón pequeño, de un corazón que no se siente querido, de un corazón que no se siente amado, por su historia, por su vida, por lo que sea. Porque el amor es lo que incluye. Cuando yo aprendo amar lo que menos quiero es lastimar al otro, lo que menos quiero es agredir al otro, y cuando yo agredo, en general, habla de algo esta pasando en mi vida, hay una herida que no esta cerrada, hay algo que ocurre y que yo no puedo sanar. Y es por eso que continuamente tenemos que hacer un aprendizaje, un aprendizaje que es aprender a amar y aprender a incluir a los otros y esto es constante no es que cuando somos pequeños nos tienen que enseñar eso, casi que cada uno de nosotros podría mirar que es lo que  a mi me toca hoy, donde soy intolerante, donde no quiero incluir a los demás, a quien es al que miro mal.
El evangelio de hoy va justamente a esto, y tal vez una representación de lo que decía antes de lo que como mundo nos cuesta, que es romper divisiones, que es romper límites, que es aprender a incluir. Este evangelio de Jesús que cuando uno lo escuche por primera vez casi como que hace ruido, la posición que toma Jesús a uno lo pone casi como nerviosos, como diciendo  como Jesús no reacciona más rápido frente a lo que está pasando. Para recordar, esta mujer que grita incesantemente  para que Jesús cure a su hija, es una mujer pagana, cananea, Jesús acaba de salir de territorio judío. Y los apóstoles hacen como a veces les pasa a los papás que los vieron cuando los chicos inciten e inciten y entonces uno dice no sé si tienen razón pero aunque sea por cansancio hacemos lo que vos quieras, bueno los apóstoles le dicen eso, mira nos cansa con sus gritos, sácanosla de encima, hace el milagro pero Jesús dice yo no vine para eso, vine para las ovejas perdidas del pueblo de Israel, mi misión son los judíos. Pero esta mujer se acerca  se postra frente a Jesús, le pide que lo socorre y Jesús insiste no está bien darle el pan de los hijos a los cachorros, a los perros, y la mujer le dice hasta los cachorros comen de las migajas que caen de la mesa. Es impresionante, es la única vez en el evangelio donde le van  a ganar con los argumentos a Jesús y es una mujer. Búsquenlo, denlo vuelta va a ser la única vez. Ahí Jesús dice, que grande es tu fe.
Esto nos trae un problema a nosotros, porque nos hace ruido el evangelio. Entonces a lo largo de la historia buscamos cómo salir por la tangente, cómo podemos zafar de este evangelio de Jesús. Entonces se dice, “no, bueno, lo que pasa es que Jesús le quería enseñar a esta mujer. ¿Enseñar qué? Es una buena pregunta. ¿Jesús no conoce los corazones? Esto decimos siempre. Además el evangelio no dice qué le quería enseñar.
Lo que pasa es que en este evangelio Jesús está aprendiendo, está aprendiendo algo nuevo y eso nos hace un montón de ruido. ¿Cómo puede Jesús aprender? Porque no sé por qué nos han enseñado así, pero nos han enseñado que Jesús sabía siempre todo. Perdonando la expresión, como que Jesús se estaba amamantando de María y que tenía conocimiento de absolutamente todo lo que le iba a pasar en su vida. Que no tenía que aprender nada. Sin embargo eso es una herejía porque va en contra de la encarnación. La encarnación justamente habla de que se encarna Jesús, se limita, elige un límite, elige un cuerpo. Elige un cuerpo que va a estar en un lugar nada más, en Israel, no va a  estar en todos los lugares del mundo. Elige un cuerpo en el que no puede estar en otras personas. Elige signos con algunos nada más, hay otros a los que nunca los conoció ni los vio. Y no solo tiene límites su cuerpo, sino también su mente, es un hombre. Y cuando uno piensa, uno piensa que Jesús nació y les dijo a María y José, salió de la panza y dijo, hasta acá llegaron no tienen que ser papá y mamá
no me tienen que enseñar nada. O no se imaginan un Jesús que aprendió, que aprendió a caminar, un Jesús al que le fueron enseñando de su religión, que aprendió el oficio de carpintero mundo. ¿No aprendió un montón  de cosas Jesús? ¿Y cuál es el problema? ¿Acaso es negativo aprender? ¿Tenemos que saberlo todo? ¿No demuestra la grandeza de un corazón que va creciendo cuando uno aprende? Y esto es lo que hace Jesús. Y esto es lo que hace en este evangelio, una mujer le enseña a Jesús. ¿Por qué le enseña? Porque Jesús tenía claro cuando empieza su misión que la misión de él es para los judíos. Es lo que nos dice acá “yo vine para las ovejas pérdidas de Israel, no vine para las otras”. Sin embargo cuando empieza a escuchar la fe de esta mujer Jesús  se abre a un mundo nuevo que es el mundo pagano. Y lo hace muy rápido, por lo menos por experiencia propia a mí crecer y aprender me cuesta bastante, y tardo bastante y soy cabeza dura.
Jesús muestra una rapidez en la que en cuanto lo ve se abre a eso, bueno ahora toca el territorio pagano, y “¡qué grande que es tu fe!“ , hasta se admira de lo que está pasando y no solo termina acá, va a ir a Tiro, va a ir a Sidón va a hacer milagros, va a multiplicar los panes va a mostrar que el don de Dios es para todos y aun en eso nos enseña a nosotros, todos tenemos que aprender , todos tenemos que ir agrandando cada día más el corazón e incluir más a los demás, ese es el camino, esa es la invitación que nos hace a cada uno de nosotros, porque nosotros somos hijos de esta mujer, somos todos paganos, salvo que alguno tenga en sus genes raíces judías, no lo sé, somos todos provenientes del paganismo, somos todos provenientes de este camino que abre Jesús a través de esta mujer que le pide que el don de Dios sea para todos, y que Jesús comienza a hacerlo, y que después van a seguir los apóstoles que aprendieron de Jesús y después nos tocará seguir a nosotros en cada uno de nuestros lugares y Jesús muestra como siempre hay algo nuevo que supera lo anterior, y por eso nos pide que la misericordia supere los sacrificios nos pide que la persona esté siempre por encima de la ley, nos pide que la fe supere toda de división, raza, ideología totalitarismo y ese es el camino. Y cuesta aprender eso, siempre cuesta. Ver eso siempre cuesta. Es más fácil quedarme en mi seguridad de lo que sé que abrirnos a lo nuevo. Pero Jesús me invita a eso. Anímense a dar un paso más, miren dónde estamos discriminando dónde somos intolerantes, dónde no formamos puentes, dónde no nos encontramos con los demás.
 Creo que vivimos un tiempo difícil donde no todos, pero, muchos tienden a derribar puentes. Jesús dice que la fe es por definición inclusiva, tengo que incluir a los demás. Si no me voy quedando, es el camino, es casi la exigencia que nos pide Jesús. Cómo irnos integrando los unos a los otros como ir dando pasos. Y esto es difícil, el aprendizaje no se hace sin sudor, sin lágrimas sin costarnos muchas cosas. Sin muchas veces ser rechazados, pero es así el camino que nos pide que nos miren mal porque nos juntamos con tal que nadie nos mira, porque ayudamos a uno que lo dejan solo y tenemos miedo de pasar vergüenza, y si no pasamos vergüenza frente a Jesús que nos pide que seamos ese signo, ahí en ese momento. Si no nos pasa como en la primera lectura porque el aliento que empieza a hacer Jesús ya  nos lo dice Isaías. Isaías nos dice que el don de dios es para todos los hombres, para todos pueblos, pero se quedó en palabras, el pueblo no lo aprendió, el pueblo de Israel no aprendió que eso era para todos. Y nosotros también nos podemos quedar en palabras  porque muchas veces decimos “no, no hay que discriminar, no, hay que trabajar por la unidad, no son todos buenos, pero no resiste el test de la experiencia, después en la vida diaria, después nosotros no lo vivimos. Por eso tenemos que pedirle a Jesús que nos ayude a dar ese paso, que nos ayude a trabajar en la unidad, la fe tiene que derribar fronteras. Y no solo le paso eso al pueblo de Israel, nos pasó muchas veces como Iglesia, nos pasa muchas veces como comunidad, nos pasa también como familia, nos pasa como sociedad. El camino de Jesús va a ser siempre el otro, cómo aprender también nosotros a incluir a los demás y que nuestra ve nos lleve a eso. Creo que en esta semana podemos pedirle a maría ya que es Nuestra señora de la Unidad que trabaja por la unidad de todos, que nos regale un corazón  así, que nos regale un corazón que sepa llegar al otro, que mire al otro siempre como un hermano, que a través de la fe sepa descubrir que es un hijo y una hija de dios y que tengo mucho más que me une de lo que me separa. Pero para eso tengo que pedirle que la fe me regale ojos nuevos, una manera nueva de mirar una manera nueva de acercarme a los demás. Pidámosle a María que seguramente acompañó a los apóstoles para que también vivieran esto, cuando ellos tuvieron que aprender esto esa primera gran misión a los paganos. Que también nosotros por medio de ella podamos seguir este camino y a través de la fe llegar a todos.
Lecturas
Is 56,1.6-7
Sal 66,2-3.5.6.8
Ro 11,13-15.29-32

Mt 15,21-28

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