Hoy estamos celebrando la fiesta
de la Exaltación de la Cruz. Entonces, en este momento como hacemos siempre
después de la homilía, vamos a apagar las luces y vamos a prender solamente la
luz que ilumina la cruz. Queremos en esta noche dejarnos hablar por Jesús desde
la cruz; queremos rezar un rato junto a Él, haciendo algún momento de silencio,
cantándole para darle gracias por la vida que dio por nosotros.
Años después de la muerte de
Jesús, cuenta la historia que Pedro se iba de Jerusalén, huía, cuando se le
apareció Jesús volviendo hacia Jerusalén. Pedro le preguntó a Jesús qué hacía,
y Él respondió: “Vuelvo a Jerusalén para dar la vida.” Ahí Pedro comprendió que
tenía que dar la vida, que también tenía que morir en la cruz.
Jesús también nos va pidiendo a
nosotros cosas que tenemos que ofrecer, cosas que tenemos que entregar, cosas
que tenemos que dar.
Dejémonos traspasar por la mirada
de Jesús, y ofrezcámosle nuestras vidas.
[Silencio]
[Canción: “Las Siete Palabras”]
Después de la resurrección, Jesús
se reunió con sus apóstoles frente al lago. Hoy Jesús resucitado se reúne con
nosotros porque quiere hacernos comunidad, porque quiere renovarnos en la fe,
porque quiere hacernos testigos. Como hizo con Pedro, la única pregunta que nos
hace es si lo amamos, si lo queremos. Pedro le contestó desde el corazón:
“Señor, Tú lo sabes todo. Sabes que te quiero.” Jesús lo sabe todo, sabe cuánto
amamos, sabe cuánto deseamos darnos. Animémonos nosotros a contestar como Pedro
la pregunta que le hace Jesús.
[Silencio]
[Canción: “Cara a Cara”]
Lecturas:
*Núm 21,4b-9
*Sal 77,1-2.34-35.36-37.38
*Fil 2,6-11
*Jn 3,13-17
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