miércoles, 23 de septiembre de 2009

Homilía: "Y ustedes ¿Quién dicen que soy?"

En la película 300 se muestra un momento histórico en el cual el rey de Esparta, Leonidas, junto con trecientos espartanos van al paso de Termópilas, un lugar por donde el emperador Jerjes con su ejército persa tenía que pasar. Y lo hacían, más allá de que históricamente fueron un poco más de trecientas personas las que iban a defender ese lugar, porque sabían que era un lugar clave aunque no tuviesen chances de ganar. Cuando el ejército pasara por ahí iba a terminar quebrando la resistencia espartana. Sin embargo ellos se animan y van hasta ese lugar para detener el mayor tiempo posible a este rey y a su pueblo. Y durante siete días los van detener ahí. Durante siete días los persas no van a poder pasar, no van a poder quebrar las fuerzas. Y cuando uno esta mirando la película parece como que los espartanos dijeran “bueno, que se vengan todos, no hay problema, vayan trayendo más”. Y uno tras otros van cayendo hasta que por una traición ellos pierden ese lugar estratégico. Y uno se pregunta ¿qué sentido tiene esto? ¿qué sentido tiene ir a dar la vida? ¿qué sentido tiene ir a ese lugar? Uno podría pensar: una posibilidad es una inconciencia total, no me doy cuenta de los que estoy haciendo y voy hasta ese lugar y hago lo que venga, y si me toca morir, muero. O podríamos preguntarnos si no hay algo más profundo que los moviliza a eso, a ese pensamiento “que se vengan todos”. A ese pararse contra la realidad porque tengo un deseo profundo que quiero vivir y cumplir. Leónidas en un momento va a decir: “llegará una nueva época, llegará una época de libertad donde el mundo sabrá que hubo trecientos espartanos que dieron su vida hasta el último aliento para que esto puedo vivirse”. Es decir, encontraron algo por qué luchar. Encontraron algo porque vivir. Encontraron algo porque dar la vida cueste lo que cueste. Y auque no nos demos cuenta, nos pasa a nosotros muchas veces en la vida. Es curioso como a veces uno no esta pasando un momento difícil, las cosas no están muy complicadas, sin embargo no encontramos algo que nos mueva. Estamos como ensimismados, no encontramos los caminos, nos preguntamos: ¿para qué vale la pena todo esto? Y sin embargo las cosas a nuestro alrededor si las vemos objetivamente funcionan, yo tengo que ser un agradecido de lo que tengo. Pero no encuentro como un motor, algo que me mueva, algo que diga esto si vale la pena.
Pero hay otros momentos donde sentimos, vemos que todo se nos cae encima, y sin embargo no estamos tan preocupados. Y uno diría “que inconciente”, o podemos decir “yo encontré algo por qué luchar”. Encontré algo por qué vivir. Y entonces todo lo que esta pasando a mi alrededor no me importa tanto, porque estoy seguro de lo que quiero, estoy seguro de lo que busco y estoy seguro de por qué lucho o por quienes lucho. Y esto que creo que nos pasa de diferentes maneras y en distintos tiempos en la vida, es lo que le pasa a Isaías en la primera lectura. Isaías dice “bueno me asustaron, me persiguieron, me abofetearon...”, no importa, sigan viniendo. No hay problema. Dios esta conmigo, ¿quién podrá contra mi? ¿quién va a ser mi adversario? Uno puede decir, Isaías esta medio loco o, tal vez, Isaías encontró un sentido. Le encontró un sentido a los momentos difíciles. Le encontró un sentido a la vida en ese Dios. Y en ese Dios que él descubrió, el se anima a luchar. Él se anima a seguir caminando porque eso es lo que mueve su corazón. Eso es lo que lo lleva a luchar aún cuando parece que los caminos se cerraron, cuando parece que ya no hay posibilidades. Ahora, para llegar a ese momento justamente todos tenemos que animarnos a caminar. Tenemos que animarnos a hacer procesos en el corazón. A encontrar justamente qué es lo que me da un sentido, qué es lo que me da vida. Y no solo a encontrar eso sino animarnos a profundizar y crecer en ese sentido. Porque uno podría decir: me enamoré. Ahora si encontré un sentido, estoy enamorado y entonces veo que empiezo a luchar mucho más por todo. Le encuentro un sentido a mi facultad, estudio más, tengo más alegría, estoy mejor en casa, estoy mejor con mis amigos. Bueno, pero si fuera solamente porque me enamoré, eso va a durar dos, tres meses y va a tener que profundizarse para que cobre un verdadero sentido. Es más, si yo le preguntase a cualquiera de ustedes que se puso de novio o que esta saliendo, porque ahora ya no se cuantos meses salen antes de ponerse de novios, ¿se van a casar? O son muy inconcientes y me dirían que si o me responderían ¿qué me estas preguntando? Porque obviamente tengo que profundizar en ese amor. Porque tengo que darle un sentido. Y después de caminar un tiempo, uno puede mirar y decir, si esto maduró, esto creció. A esto le encontré un sentido , otra profundidad, y ahora si quiero animarme a dar este salto, a luchar y a entregar mi vida por ejemplo en el matrimonio. Sin embargo no se acaba ahí, y muchos de ustedes lo saben mejor que yo. Hay que seguir profundizando, hay que seguir haciendo crecer ese amor. En la etapa cuando aparecen los hijos, cuando los hijos se van de casa, cuando uno no encuentra muchas veces el por qué. Y si no hago crecer y madurar eso llega un momento donde voy a bajar los brazos. Yo tengo que darme tiempo en el corazón para que aún los deseos más profundos sigan creciendo, sigan teniendo ese manantial donde puedo beber para seguir caminando. Y el mejor ejemplo de esto creo, es el evangelio de hoy y lo que le sucede a los discípulos.
Los discípulos un día dejan todo y empiezan a caminar con Jesús. Y en este momento del evangelio estamos a la mitad del camino de Jesús con sus discípulos, es decir, si en el evangelio de Marcos el camino de Jesús son 3 años, estamos a un año y medio mas o menos, del camino de Jesús con sus discípulos. Donde Jesús les dice “¿quién dice la gente que soy Yo?” ellos le empiezan a decir, “bueno, algunos dicen que sos Juan el Bautista” , aquel que iba a anunciar que iba a venir el Mesías, “otros dicen que sos Elías”, aquél que fue arrebatado del cielo y esperaban que volviera, aquel que cambió todo o luchó contra el poder político de su época, y “otros dicen que eres un profeta” alguien que viene a anunciar, que viene a hablar en nombre de Dios. Y hasta ahí llega la fe de los que escucharon a Jesús. Sin embargo Jesús les dice, ahora les toca a ustedes, ¿ustedes quien dice que soy Yo? Es ahí donde Pedro, generalmente el portavoz del grupo, le contesta: “Tu eres el Mesías”. Aquellos que estaban más cerca de Jesús son los que pudieron descubrir verdaderamente quién era Jesús. Ahora, esto que parece tan claro en un primer momento “tu eres el Mesías”, primero Jesús casi que lo corta ahí, “no se lo digan a nadie”. Cuando uno esperaría que Jesús diga “vayan, cuéntenlo, anúncienlo que la gente sepa”, Jesús dice” frénense ahí”. Ahora, por qué Jesús les dice que todavía no es el momento Y lo dice por lo que va a pasar después. Por primera vez Jesús va a decir qué es lo que va a hacer el Mesías. El Mesías va a padecer y va a dar la vida, va a morir. Y Pedro, siguiendo como portavoz va a decir “No. Tu no vas a dar la vida por nosotros” y es ahí donde Jesús le va a decir, el reto más grande de todo el Evangelio, “ve detrás de mi Satanás”. Porque Pedro lo está tentando a Jesús para que deje su misión, para que deje aquello por lo que tiene sentido su vida.
Jesús también va a ir caminando hacia un lugar que parece que no tiene salida, porque va a caminar hacia la muerte, el descubrió que eso es lo que le llena el corazón y se anima a ir caminando, aún cuando se le vengan todos el va a seguir yendo, aún cuando todos lo dejen va a seguir firme porque ya encontró qué es lo que quiere, ya encontró aquello que busca. Pero no lo va a hacer solo, lo va a hacer sostenido por Dios porque eso es lo que le da sentido a su corazón.
En cambio los discípulos todavía no terminaron de encontrar qué es lo que quieren. Saben más o menos quién es Jesús, pero tienen que seguir profundizando en Él. Tienen que seguir haciendo crecer esa fe, para que esa fe sea madura, para que esa fe cobre sentido. Van a tener que vivir su Pascua o mejor dicho la Pascua de Jesús. Después de que Jesús de la vida, ahí si los discípulos van a terminar de entender quien es Jesús y van a seguirlo de una manera nueva. Antes lo seguían porque creían saber quién era Jesús y se animaban a caminar detrás de Él. Sin embargo tuvieron que purificar esa imagen, tuvieron que purificar ese deseo para ahí si ir a predicarlo y a anunciarlo.
Y creo que es lo que Jesús nos va pidiendo a nosotros en cada momento de la vida. Tal vez siguiendo la pregunta del Evangelio. Hoy Jesús nos pregunta a nosotros, ¿quién dicen ustedes que soy Yo? Y podríamos preguntarnos en el corazón, quién es Jesús para nosotros ¿por qué caminamos con Él? ¿por qué estamos con Él? ¿qué sentido le da a mi vida? Ahora, eso tiene que crecer, tiene que profundizarse, tiene que ir cobrando un nuevo horizonte, que es lo que Jesús dice al final: “el que quiera venir detrás de mi, que cargue con su cruz, que renuncie a si mismo y que me siga”. Este es el camino que tenemos que hacer en el corazón. Porque generalmente seguimos a Jesús porque nos llena el corazón, porque nos hace felices, porque en este momento me hace bien, porque lo siento, por lo que fuera. Pero eso no va a ser siempre así, va a haber momentos donde nos va a costar seguir a Jesús. Va a haber momentos donde vamos a tener que profundizar y luchar, pero para eso tengo que descubrir verdaderamente quien es Él para mi. Los momentos más difíciles de los discípulos seguramente fueron después de que Jesús murió y resucitó, cuando Jesús ya no estaba con ellos. Sin embargo ahí no tuvieron tantos problemas, siguieron anunciando porque ya habían descubierto quien era Jesús para ellos. Y por eso se animaban a seguir luchando, seguir predicando, seguir anunciando, porque eso era lo que querían. Porque eso había ya llenado su corazón.
Y si esa era su cruz, que los persigan, que los maldigan, que los azoten, bienvenida sea. Eso es lo que nos pide a nosotros, que nos animemos a profundizar en Él. Que renunciemos a todo lo que nos da seguridades y que lo sigamos porque el cambió nuestro corazón, porque el tocó nuestro corazón. Y cuando llegue el momento, que ojalá tarde, en el cual tengamos que decidir esto es lo que a mi me cuesta, esto es lo que no entiendo, esto es lo que me da bronca, esto es lo que no comprendo, yo quiera seguir caminando detrás de Él, yo quiera seguir yendo con Él. Casi como dijo Pedro hace poquito “Señor ¿a quién iremos?” Eso es lo que tiene que nacer en nosotros. Aprender a descubrir que es Él quien le da sentido a nuestras vidas. Pero para eso tenemos que tocar lo profundo del corazón. Hoy Jesús nos quiere preguntar a nosotros quien soy yo para todos ustedes. Y quiere que esa pregunta vaya cobrando sentido en nuestro corazón, quiere que vaya profundizando, resonando en nuestras vidas.
Animémonos entonces, a dejar resonar en estos días esta pregunta en nuestro corazón. Animémonos a seguirlo con un corazón renovado. Animémonos a buscar a Aquél que le puede dar un verdadero sentido a nuestras vidas.
(Domingo XXIV durante el año, lecturas: Is 50,5-9; Sl 114; Sant 2,14-18; Mc 8,27-35)

No hay comentarios:

Publicar un comentario