Hace unos años cuando estaba preparándome para ser sacerdote, estaba en el seminario, y una de las materias que me tocaba estudiar era la materia de ‘Trinidad’, esta fiesta que estamos celebrando hoy,
El problema que tenemos es que en este mundo más occidental a nosotros nos gusta entender todo, explicar todo, que todo cierre, que todo tenga un sentido y una explicación. Si fuéramos hombre y mujeres más del mundo oriental, seria mas fácil porque son mas contemplativos, mas de hacer una experiencia, de adorar a aquello que se les presenta.
Pero ha sido en este lado del mundo, hemos sido formados de otra manera. Por eso uno quiere seguir entendiendo que no tiene nada de malo, pero el problema no es que no cierra de esa forma sino que uno tiene que presentarse frente a Dios y descubrir que lo que puede hacer frente a Dios es una experiencia, no explicarlo, no terminar de entenderlo, sino encontrarse con Él, porque esto es lo que ha hecho el hombre a lo largo de toda su historia.
Una de las cosas que mas me he preguntado siempre es por qué
Esta experiencia que hoy nos viene narrada en estas tres lecturas.
En
Y nos encontramos con Pablo en
Por último nos encontramos con Juan que pone en boca de Jesús, este Dios que nos quiere, que nos ama tanto, que por eso nos envía a su hijo, y que no viene para condenar sino para salvar. Tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo para que nos salve, eso es lo que busca, eso es lo que buscó siempre. La experiencia que tantos hombres y mujeres hicieron es que hay un Dios que busca, rebusca, se muere de ganas de salvar al hombre, y como no va encontrando los caminos termina enviando a su único Hijo para que descubramos cuánto nos quiere y cuánto nos ama, para que descubramos en ese cuanto nos quiere el amor que Dios nos da.
Si tuviéramos que resumir en pocas palabras qué es lo que busca Dios y qué experiencia quiere que hagamos, es la experiencia del amor, de sentirnos queridos, amados, valorados. Y frente a esa experiencia del amor la respuesta que nos dice Juan que podemos hacer es la respuesta de la fe, creer. Y la respuesta de la fe es la respuesta de un corazón agradecido. Cuando uno se siente amado, la única manera que puede responder es creyendo en el otro, confiando en el otro, y que a partir de ese creer y esa confianza nazca el amor hacia el otro, nazca también esta reciprocidad. “Como me siento amado y creo en vos, te amo a vos para que también creas y confíes en mi”.
Y cuando entramos en esta dinámica de dar y recibir este amor y esta fe, lo que se pone en juego es la vida. La vida es el resultado de cuando amamos y creemos, cuanto más nos sentimos amados, cuanto más confiamos, cuanto más creemos, más vida tenemos, nuestra vida es más plena, más la gozamos. Podríamos mirar cada uno la historia de nuestra vida y seguramente aquellos momentos donde más nos sentimos plenos, donde más sentimos que nuestra vida es más expandida, donde más sentimos que podíamos gozar y aprovechar de la vida fue los momentos donde más nos sentíamos amados, donde mas confiamos en Dios, en los demás, y en nosotros, donde pudimos entrar en esta dinámica del amor y de la fe, amar y confiar, y cuando no pudimos amar, no pudimos confiar, no pudimos creer, seguramente hemos sentido que teníamos menos vida, que la vida se cerraba, que nos angustiaba más, que no era tan bella como creíamos, por eso Dios continuamente va buscando que hagamos esta experiencia, volver a sentirse amado y volver a creer, para que de esa manera nuestra vida sea más plena.
Por eso Dios quiere salvar al mundo, porque quiere que tengamos vida. Esto es lo que busca, para esto nos la da. Esto es lo que quiere cada día de cada uno de nosotros, pero para eso tenemos que hacer en el corazón experiencia de Dios, para eso tenemos que ser vulnerables, dejarnos tocar y afectar por el otro. Cuando yo quiero estar más armadito, cuando yo quiero controlar, no me dejo afectar por el otro, no soy vulnerable, no me dejo tocar, pero tampoco me dejo amar, y si no me dejo amar, mi vida no crece, m vida no es mas plena. Y cuando hacemos experiencia de este amor en el corazón nuestra vida va creciendo, puedo expandirme y puedo llevarla a los demás. Y cuando hacemos experiencia, eso es lo que da testimonio a los demás.
Esto es lo que les dice Pablo: “Ustedes pueden dar testimonio del Padre, del Hijo, y del Espíritu, ¿por qué? Porque lo han vivido. Han recibido su gracia, han recibido su amor, han vivido en comunión”.
Hoy nos invita a nosotros a descubrir que hemos recibido su gracia, que nos ama, y que tenemos que vivir en comunión. Hoy los invita a ustedes que se van a confesar (Evelin, Marcia, Agustín), que van a recibir la gracia de Dios, que van a recibir su amor para que vivan en comunidad, y para que viviendo en comunidad puedan ser testigos de Jesús.
Hagamos entonces en este tiempo experiencia de Dios en el corazón, dejémonos amar, querer por Él para que sintiéndonos amados y creyendo en Él, podamos ser testigos del amor de Dios.
Primera Lectura: Exodo 34, 4b-6. 8-9
No hay comentarios:
Publicar un comentario