miércoles, 9 de mayo de 2012


Nota: Detenerse a celebrar con alegría. Nuestra Fiesta Patronal

            La vida como toda obra de arte necesita que uno se detenga frente a ella, necesita ser contemplada, escuchada; también ella quiere decirse, contarse, pero a su ritmo, al ritmo de la lentitud con la que se crece. Así todo lo que va creciendo también madura, da fruto.
 En la medida en que se la mira, en que medida en que nos detenemos, la vida, las cosas, entregan sus matices, los detalles de lo que todo, grande o pequeño, está hecho. Los detalles que hacen que sea diferente un rostro de otro, una vida de otra vida. Lo que hace que nada sea igual, lo que hace que todo sea diferente, que nada sea insignificante...
Si estás apurado – aconseja un proverbio japonés- camina despacio. Morar, demorarse en la vida, es morar cada paso, estar allí, viviéndolo. No implica inmovilidad, implica morar en lo que uno está, caminar en la vida y no solo correr tras la historia. Caminar, significa poder mirar alrededor, descubrir quienes están presentes y poder celebrar con ellos. Darme cuenta de que no estoy solo. Percibir que camino con otros.
            Nosotros como comunidad queremos detenernos para celebrar lo que vivimos. Por eso en unos días celebramos juntos nuestra fiesta patronal. Tanto la procesión por las calles de nuestro barrio con las imágenes de los santos Santa María de la cabeza y San Isidro Labrador, como la Eucaristía presidida por nuestro Obispo Monseñor Ojea quieren ser dos momentos de mucha alegría, de celebrar que caminamos con Jesús y gozamos de estar con él. Porque cuando nos detenemos a celebrar, Dios irrumpe en el tiempo, se hace presente de una manera especial en medio nuestro.
            Y detenerse a celebrar es también una manera muy profunda de dar gracias. Cuando uno no se detiene a celebrar, a festejar, es que algo esta pasando, es que algo no cierra, casi podría decir: “hoy no tengo nada que agradecer”. En cambio cuando uno se detiene o mejor dicho, quiere detenerse a celebrar, es porque el corazón explota de alegría, es porque tengo algo que compartir con los otros, es porque quiero darle gracias a la vida…
            Hoy queremos darle gracias a la vida por don de la fe. Porque Jesús nos reúne y convoca. Porque podemos ver los rostros de los que están a nuestro alrededor y caminan con nosotros compartiendo una misma fe. Porque descubrimos en cada uno de nuestros hermanos todos los dones que Jesús nos regala.
            Acompañémonos como comunidad, sigamos caminando juntos, detengámonos a contemplar la vida y a celebrarla, para que Dios pueda morar en medio nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario