viernes, 3 de julio de 2009

¿Vacaciones de invierno?

Nos acercamos a lo que llamamos las vacaciones de invierno y un montón de preguntas o reflexiones se me suscitan en torno a este tema. La que me surge con más fuerza es la diferencia que encontramos con las vacaciones de verano. En ese momento, en mayor o menor medida, casi todos tenemos un tiempo de descanso, relax, que lo ocupamos en distintas actividades, como les hablaba en diciembre. Pero este no sólo es un tiempo más corto, sino que muchas veces ni siquiera, es un tiempo, es decir, no lo tenemos.
Sin embargo todos tenemos incorporado en nuestra cabeza que llegan las vacaciones de invierno. Y esto se da, creo, porque hemos crecido con el calendario escolar. Ahora he dicho crecido, porque una vez que uno va creciendo esto se vuelve más complejo y difícil.
Primero uno pasa a la facultad y ahí muchas veces no tenemos vacaciones. Uno tiene que estudiar, dar finales y cuando se da cuenta volver a empezar las clases. Con suerte a uno le quedan un par de días para retomar fuerza..
Más complejo aún se hace si uno ya esta trabajando. A lo sumo puedo tener unos días con una carga un poco más tranquila cuando no tengo que cursar, pero lo que es vacaciones, todavía es un sueño lejano.
Luego, si ya he formado una familia, el tema es más complicado aún. Hay que hacer malabares para arreglarse con los chicos que están en la casa y el trabajo diario.
Es decir, creo que es un tiempo mucho más complejo. Donde algunos podrán tener un rato de descanso y otros tienen que continuar con sus tareas cotidianas.
Y frente a esto me viene a la memoria un texto del Eclesiastés:

Hay un tiempo para cada cosa, y un momento para hacerla bajo el cielo. Hay tiempo de nacer, y tiempo para morir; tiempo para plantar, y tiempo para arrancar lo plantado. Un tiempo para dar muerte, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir y un tiempo para construir Un tiempo para llorar, y otro para reír; un tiempo para los lamentos, y otro para las danzas. Un tiempo para lanzar piedras y otro para recogerlas; un tiempo para abrazar, y otro para separarse. Un tiempo para buscar, y otro para perder; un tiempo para guardar, y otro para tirar fuera. Un tiempo para rasgar, y otro para coser; un tiempo para callarse, y otro para hablar. Un tiempo para amar, y otro para odiar; un tiempo para la guerra, y otro para la paz. (ecle 3,1-8).

Parafraseando podríamos preguntarnos ¿que es lo que tengo que hacer, que tiempo me toca ahora?
Para algunos sobre todo los que están en el colegio será un tiempo de descanso. Entonces sean agradecidos y aprovéchenlo
Para otros, tiempo de sentarse y estudiar. Entonces agradezcan este don que Dios les ha dado, esta oportunidad de poder formarse, de crecer intelectualmente y preparen bien sus exámenes.
Para otros, tiempo de seguir trabajando. También sean agradecidos por tener trabajo en estos tiempos difíciles y intenten seguir creciendo laboralmente.
Pero podríamos seguir, y aún profundizar más:

Tal vez es un tiempo para buscar a Dios y a los demás....
Un tiempo para mirar cuales son mis deseos más profundos...
Un tiempo para preguntarme y reflexionar...
Un tiempo para perdonar...
Un tiempo para agradecer...

Cada uno tiene que aprender a descubrir a que me llama Dios en este tiempo. Podemos quedarnos con la nostalgia de que antes teníamos vacaciones, de que antes era distinto; o podemos agradecer y aprovechar lo que hoy nos toca. Tengamos un corazón abierto y agradecido a Dios y aprovechemos las oportunidades que nos da la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario