lunes, 21 de febrero de 2011

La Sagrada Familia

Los que somos un poco más grandes hemos pasado nuestra infancia (algunos un poquito más que la infancia) mirando una serie de televisión que era uno de los clásicos que había en la época que era “La familia Ingalls”, en la cual todo se centraba en la vida de esta familia y una de las cosas más fuertes que pasaba en la serie es que todos juntos buscaban peleándola desde lo difícil de todos los días, salir adelante, y una de las cosas que llamaba la atención era cómo todos intentaban hacer las cosas bien, es mas, era tradicional que cuando uno veía una familia que era muy buena, le decían “parece la familia Ingalls” porque hacían todo bien. El tiempo fue pasando, esa serie fue pasando de moda, y después apareció otra serie que estaba centrada en la familia, yo me la perdí un poco porque estaba en el seminario, que era “Los Simpsons”, que los más chicos la han visto y también los que no son tan chicos, que también se centraba en una familia pero con características totalmente diferentes, pero con una característica en común: que era una familia que siempre permanecía unida, mas allá de las dificultades y de los problemas siempre estaban juntos, pero en vez de resaltar las virtudes como hacia la otra serie, esta resaltaba los defectos, aquellas cosas que más les costaba a cada uno y casi las llevaba al extremo. Ambas series muy exitosas ponían de manifiesto y en el centro lo importante de la familia, y tal vez una de las claves que tuvieron ambas series es que la familia permanecía unida; no es que veíamos las aventuras de Bart (Los Simpsons) o Laura (La Familia Ingalls) sino que en general se veía la vida de cada una de las familias, mas allá del matiz que se le pusiera en un momento.

Y creo que uno de los éxitos o una de las razones de por qué tuvieron muchos éxito es que refleja el deseo que todos nosotros tenemos en el corazón, que es poder crecer en familia, poder vivir en familia, todos descubrimos lo lindo y grandioso que es esto pero también lo que se nos dificulta en el día a día el poder crecer en familia. En primer lugar en la familia que todos nosotros no hemos elegido, si no que Dios nos ha regalado como don, ese don que Dios y que nuestros padres nos han dado que es el nacer en una familia, el ser cuidados y educados y crecer ahí. Y todos tenemos imágenes muy lindas seguramente en el corazón guardadas, pero también tenemos algunos momentos más duros y difíciles que hemos pasado. Pero no solo en la familia que a uno le toco, si no que también en la familia que uno mas adelante constituyó, en la familia que ya uno más adelante eligió, y en la cual seguro todos guardamos momentos muy lindos, pasados por el corazón, pero también tenemos momentos muy difíciles, duros. Sin embargo creo que esto es parte de cada una de las dimensiones que vivimos en nuestra vida, el aprender a descubrir que en el camino no siempre se esta igual, que hay momentos mas lindos, mas placenteros, y momentos donde uno tiene que pelearla o lucharla más, y creo que en una dimensión más grande hoy en día. En primer lugar por la gran libertad que hay, uno puede así como unirse, disolver una familia cuando las cosas no van bien mucho más simple de lo que hacia antes, pero al mismo tiempo por lo complejo que es nuestra sociedad hoy y lo que ha cambiado. En primer lugar los roles, tanto del varón como de la mujer en cada una de las familias. En segundo lugar la educación tan distinta que es hoy, la dificultad que se encuentra en educar, todos los que son padres y docentes lo verán. En tercer lugar lo rápido que van cambiando las generaciones, cada vez más rápido, ahora a veces los hermanos mayores se quejan de los hermanos más chicos porque son totalmente diferentes a ellos, ya casi ni en los hermanos se vive lo mismo y esto hace que el mundo sea mucho más complejo, que la relación de filiación, de paternidad o de maternidad también se haga mucho más compleja. También la exigencia que nuestra sociedad hoy implica, muchas veces teniendo que trabajar no solo los padres, si no también los hijos cuando van creciendo, el poco tiempo que se tiene, el cansancio que uno lleva, y así podríamos ir nombrando un montón de cosas que atentan contra la familia. Sin embargo a pesar de ello, creo que todos descubrimos el deseo profundo que tenemos de poder crecer en familia, y lo que nos cuesta y nos duele cuando no lo podemos hacer. ¿Cuántas veces nos cuesta cuando no podemos vivir en casa lo que vivimos muchas veces afuera? ¿Cuántas veces nos preguntamos por qué yo afuera soy así y en mi casa no puedo vivir esto que me gustaría, que deseo, que quiero con todo el corazón? Y creo que más allá de la dificultad, eso nos muestra cuál es el camino de aquello que queremos y buscamos, y por eso tenemos que animarnos a luchar y a crecer en ese desafío, en ese desafío en el cual quiso crecer y luchar también Jesús.

Hemos celebrado ayer la navidad, hemos celebrado que Dios decide hacerse hombre, hemos celebrado que Jesús quiere hacer experiencia de lo que significa ser un ser humano y que para eso quiere nacer en una familia, y quiere saber lo que significa tener que ser cuidado, querido, amado, protegido por una familia. Jesús hace experiencia de lo que significa ser frágil, y de lo que significa tener necesidad de los demás. Nosotros a veces tenemos naturalmente como una idealización, como que a nosotros nos queda la imagen de Jesús, José y Maria: ‘La Sagrada Familia’, como en las estampitas, como que todo estuviera bien. O como Jesús a pesar de verlo como un bebé en un pesebre, ya pudiera hacerlo todo solo, desde comer, cuidarse, cambiarse, y perdemos esa humanidad de ese niño que elige ser uno como nosotros y que elige necesitar de los demás. Jesús antes de que nosotros descubriéramos la necesidad que tenemos de Él, pasa y hace esa experiencia, hace la experiencia de lo que significa ser un niño y necesitar de sus padres, de estar totalmente desprotegido en este mundo y de crecer, de madurar en una familia. Esa es la experiencia que hacen José, María y Jesús, y que ya tiene problemas desde el comienzo, no solo cuando tienen que ir a Belén, cuando tienen que ir a Egipto, cuando tienen que emigrar de su país, algo tal vez más común hoy pero no tanto de esa época. Hace experiencia de aquello que significa tener que crecer en otro lugar, pero por querer priorizar aquello que más quiero en el corazón que es su familia, y José va caminando y va buscando la forma de cuidar a su familia y de crecer en la fe. Nos dice el Evangelio cómo Dios los iba guiando, cómo Dios los iba acompañando, y van a ir creciendo y madurando en ese ambiente. No sabemos mucho de la infancia de Jesús, y no lo sabemos porque tal vez podemos imaginarnos: como la infancia de nosotros, fue creciendo y madurando en una familia. Y en ese crecer y madurar también nosotros vamos haciendo experiencia de lo que significa ir caminando en familia.

La Iglesia dice en el Concilio Vaticano II que ‘la familia es la primer Iglesia domestica’, el primer lugar donde hacemos esa experiencia de Dios, y al hacer experiencia de familia vamos a hacer experiencia de lo que significa crecer en comunidad, y también las dificultades que eso tiene, dificultades de toda la vida.
La Primera Lectura, el eclesiástico dice: “Honren a su padre y a su madre. Respeten a sus hijos”, busca que también crezcan en esa dificultad que se tenían.
Pablo en su carta a los cristianos de Colosas les dice en todos sus vínculos, marido y mujer, padre e hijo, ‘aprendan a crecer en el amor’, como nos invita Jesús, y tal vez con una palabra clave de la que alguna vez hablamos, “sopórtense por amor”, y que uno dice cómo soportarse por amor, y que muchas veces significa el amor tener que soportar al otro. El amor como hablamos no es que siempre todo este bien, sino animarnos a vivir y crecer en los conflictos. Tal vez uno de los problemas más grandes es la poca tolerancia que tenemos hoy al conflicto y al animar a tener que transitarlo, vivirlo para poder crecer. Y el amor significa muchas veces soportar, muchas veces perdonar, y Pablo dice esto porque él hizo experiencia propia de esto, él hizo experiencia de lo que significa ser perdonado por Jesús, hizo experiencia de lo que significa ser perdonado por una familia. Pablo tuvo que ser perdonado por aquellos mismos que él mataba. Recordaran que cuando Ananías se le pide que lo vaya a bautizar, se le dice “No, Jesús pedime lo que quieras pero esto no. Este hombre nos persigue, nos mata”. Pablo seguramente con dolor, hizo experiencia de tener que crecer con aquellos a los cuales él dañó, hizo la experiencia de lo que significa ser perdonado en lo profundo del corazón, y cuando nos dice “perdónense mutuamente cada vez que uno tenga razones contra el otro” es porque él lo vivió primero, y él descubre lo grandioso que es crecer en familia cuando uno recibió el perdón, y como se puede caminar y madurar de una manera nueva.

Por último algo que siempre nos cuesta a todos, el eclesiástico nos invita a ‘honrar a nuestro padre y a nuestra madre’, esto que seguramente hizo Jesús en nuestra vida, esto que seguramente a todos nos cuesta, no solamente cuando somos chicos, jóvenes, si no cuando también nuestros padres van creciendo, y fíjense lo importante que es esto que el eclesiástico nos dice que ‘aquel que honre a su padre y a su madre se le perdonaran los pecados’. Muchas veces me preguntan como sacerdote si solamente en al confesión sacerdotal se perdonan los pecados, y acá tienen un ejemplo, se los dice la Biblia: “aquel que honre a su padre y a su madre, le serán perdonados los pecados”, la Biblia hace sacramento de honrar a aquellos que nos dieron vida, la Biblia hace sacramento de honrar aquellos que nos hicieron este regalo, tan sacramento que llega perdonar los pecados, lo mismo que hace Jesús, lo mismo que vivió Jesús con María y con José.

Pidámosle entonces hoy a Jesús que también nosotros podamos valorar ese regalo de las familias que se nos dieron, que hemos elegido, podamos cuidarlas, ayudarlas a crecer, madurar en ellas y vivir la alegría de lo que Dios nos ha dado.



Primera Lectura: Eclesiastico 3, 3-7. 14-17
Salmo: 127, 1-5
Segunda Lectura: 3, 12-21
Evangelio: Mateo 2, 13-15. 19-23

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