lunes, 20 de diciembre de 2010

Cierre de Jovenes 2010

Hace unos años salió una película que se llama “Corazón de caballero” en la cual William es enviado por el padre a que acompañe a un caballero para que ‘cambie su estrella’, para que pueda vivir de otra manera. Y como ustedes recordaran, siendo grande y después de que su caballero muere, él va tomando su lugar hasta que casi al final descubren que era verdad que él no es caballero, entonces lo atrapan, lo ponen para la burla de los demás ahí encadenado en la plaza, y cuando todos los demás se empiezan a burlar de él y lo van a cargar aparecen aquellos que lo habían acompañado y a los que él también había ayudado, todos se ponen alrededor de él y lo quieren defender diciéndole ‘que no se atrevan a tocarlo, que se la van a tener que ver con ellos’. Y frente a ese panorama del que ‘se había echo pasar por caballero y no lo era’, estaba atrapado, pero aquellos que se suponen que eran como sus sirvientes, en vez de estar escapándose estaban sirviéndolo. El Príncipe Eduardo que estaba en la plaza, se conmueve y pasa ahí adelante y les dice “Solo ver que aquellos que lo ayudaban lo querían tanto, a él le bastaba, pero que a lo largo de este tiempo que lo había conocido había visto mucho más”. Entonces impone esa autoridad frente a la gente que estaba en la plaza y lo nombra caballero.

Y yo pensaba como estos hombres que habían conocido a William habían descubierto en él con el tiempo y caminando con él, alguien en quien confiar. Y no solo alguien en quien podían confiar, si no alguien por el cual estaban dispuestos, a defender, a dar la vida, a vivir de una manera distinta. Alguien que no solo había cambiado de alguna manera su estrella (aquello que no se esparaba, era de condición muy humilde y logra ser caballero) sino que también había cambiado la vida de esos hombres.

Y pensaba como de alguna manera cuando Dios nos envía a Jesús, cuando el Padre nos envía a su Hijo, lo hace con este deseo, que todos nosotros cambiemos nuestra estrella. No es para que su Hijo cambie, su Hijo no lo necesita, si no para que todos nosotros tengamos una vida distinta, para que todos nosotros descubramos algo distinto, y eso es lo que vamos a celebrar ahora dentro de pocos días, vamos a celebrar que este niño tan pequeño, tan frágil que viene a nosotros, trae algo nuevo, trae una existencia nueva, y nos da un sentido distinto a todos nosotros. A partir de conocer a Jesús hemos ido conociendo a otras personas, hemos tenido experiencias distintas y nos invita de una manera nueva.

A ver, ¿cuántos de acá están en Confirmación? Coordinadores, chicos… Ustedes han encontrado seguramente y conocido coordinadores nuevos, chicos nuevos, por el hecho de decir “quiero crecer en el vinculo con Jesús”, o por la motivación que fuera. ¿O cuántos de acá están en Caminar? Muchos también, aquellos que siguieron profundizando después de confirmarse, que quisieron redoblar la apuesta, seguir conociendo a Jesús, pero no solo en nuestro grupo, si no en cualquiera de los otros grupos. A ver, levanten la mano los de los dos grupos misioneros: Jeremías y Villa Elisa. O en las cosas más solidarias: San Agustín, San Cayetano, les agradecemos mucho. O en los Grupos de Oración, todos los que participaron durante este año… Y en todos los demás grupos que tenemos en la parroquia: Grupo de Novios, Transpirar… Todas las actividades que vamos haciendo durante el año y que nos ayudan a encontrarnos con Jesús, y que nos ayudan a cambiar nuestra vida.

Muchas veces pensamos qué cosas pequeñas cambian nuestra vida… y casi como que así lo decimos: ‘papá tengo que ir a esta fiesta’ a lo que nos contestan ‘no, no podes salir’, ‘pero me muero si no voy a esta fiesta’ o ‘es el fin del mundo’ o ‘esta fiesta va a cambiarme la vida’. Una fiesta decimos nada mas… Tal vez podríamos decir que hay una fiesta que cambió nuestra vida, que es la Navidad. Fíjense la manera en que se nos invita a vivir y a celebrar, y que hay alguien que quiso cambiar verdaderamente nuestra vida, y por eso dio la vida, que hay alguien que quiso iluminar nuestra vida, y que quiso que nuestra vida cobre un sentido diferente, por eso los invitamos a trabajar en estos días y a preparar esta celebración. ¿Qué es lo que significa Jesús para nosotros?

La pregunta que nos podríamos hacer, sobre todo los que han caminado más años, ¿qué significa Jesús? ¿Qué trajo de nuevo a mi vida? ¿Siento que cambió mi vida a partir de Él? ¿Quiero transmitir algo distinto? ¿Logré crecer en algo, en algún valor, en algún aspecto? Y tal vez como nos dice el Evangelio, ¿logré ser luz para los demás? Jesús nos dice que es la luz de mundo, y vino y quiso iluminar nuestra vida, y nos dice que cuando hay una luz no se pone debajo de una mesa, no tiene sentido, nadie pone una luz ahí abajo. Esa es entonces la vida de cada uno de ustedes, esa es la vida de cada uno de nosotros, una vida que fue iluminada por Jesús y por eso siempre refleja, siempre da luz. La pregunta es si esa luz que Jesús hace que nuestra vida de, la queremos llevar a los demás, si queremos iluminar la vida del otro, o si la queremos guardar, o si la queremos esconder… Jesús nos dice “eso se ha puesto para que este en lo alto, la vida de ustedes tiene que iluminar la de los otros”. Y así, podremos darle gusto a la vida de los demás: “Ustedes son la sal en la tierra” y la sal lo que hace es darle gusto a la comida. Jesús quiere darle gusto a nuestra vida para que nosotros le demos gusto a la vida de los demás, la pregunta es de qué manera queremos vivir, de qué manera Jesús queremos que ilumine nuestra vida, de qué manera Jesús cambió nuestra estrella, de qué manera nos invita a caminar…

No se si se acuerdan pero cuando William es chiquito y el padre lo envía, cuando se esta por ir, vuelve y le dice al papa “¿Pero cómo voy a saber para volver?”. Y el padre le dice: “Solo sigue tus pasos”. Nosotros tenemos una ventaja, porque acá no es solamente seguir nuestros pasos, si no que tenemos a alguien que nos lleva, y aun cuando a veces no encontramos el camino o algunas veces nos perdemos, tenemos a alguien que nos busca, que nos agarra, que nos lleva sobre sus hombros y que nos vuelve a poner en camino. Con Jesús siempre tenemos los pasos garantizados. Con Jesús siempre vamos a saber a donde ir, y cuando no lo sepamos nos va a buscar y nos va a volver a traer.

Esto es lo que celebramos en Navidad: con Jesús siempre se puede volver a nacer, con Jesús siempre se vuelve a empezar, con Jesús siempre se ilumina a los demás, siempre se da gusto a la vida de los otros.

Démosle gracias entonces a Jesús por todo lo que hemos podido vivir este año, por toda la gente que conocimos, por todos los que fueron signos de Dios para nosotros. Démosle gracias por todo lo que pudimos testimoniar en la vida de los demás. Y pidámosle a este niño que nace, a este niño que se hace presente en nuestra vida que la vida nuestra siempre pueda iluminar la vida de los demás.

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