martes, 15 de junio de 2010

Homilía: "Hoy se ha cumplido este pasaje" (Domingo III tiempo ordinario)

Hace un par de años salió una película, que vendría a ser la continuación del graduado, para los más antiguos. El título de la película en Ingles era “rumor has it”, la tradujeron dicen por ahí. En la que Sara, protagonizado por Jennifer Aniston, acaba de aceptarle a su novio Jeff su propuesta de matrimonio. Y sin decir nada vuelve a su casa a familiar en California, donde habían pasado todos los hechos de esta película que dije antes, el graduado. Y ahí se encuentra con su madre y con su hermana que se estaba casando. Sin contarle este acontecimiento que estaba por vivir, ella empieza a ver un montón de cosas que le costaban, ella se había alejado de su casa, trabajaba como periodista, pero nunca había crecido, se ocupaba todavía de los obituarios. Y en la casa ve un estilo de vida que no es el que ella quiere, una vida acomodada, en el campo, con todo tranquilo, casi también quedada. Y empieza a repreguntarse mucho de esto que ella esta por vivir, de este vínculo y de esta relación con su novio, y también otras cosas de su vida familiar. Y es por eso que empieza a dudar de todo aquello que ella había dicho y elegido. Hasta que después de muchos acontecimientos, ella se encuentra con su novio, y le dice que si, que lo quiere elegir. Empiezan a discutir y le dice escuchame, lo que te quiero decir, y ella le dice no es que no puedo vivir sin vos, puedo vivir sin vos, lo he hecho y lo puedo seguir haciendo. Pero no quiero vivir sin vos. Sos la persona que quiero elegir. Y creo que en el fondo muestra esta opción, que uno en algún momento de la vida, por una persona, o en diferentes cosas, hace. Todos tenemos experiencia de que hay cosas que a lo largo de nuestra vida nos han cambiado, nos han transformado. Porque hemos encontrado aquello que deseábamos profundamente. Pero no es que no podemos vivir sin eso, sino que descubrimos que no queremos vivir sin eso. Porque de esa manera nuestra vida cobra un sentido diferente. Nuestra vida cobra un sentido mas profundo. Pero para eso tenemos que animarnos a tamizar con la realidad lo que nos pasa. Todos tenemos deseos profundos en el corazón, todos tenemos deseos en los cuales que queremos ir caminando a lo largo de toda nuestra vida. Ahora esos deseos tenemos que animarnos a cotejarlos y a transformarlos con la realidad que se nos presenta. Porque nunca se da de esa manera ideal o pura como uno lo espera y lo quiere. Para poner el ejemplo más clásico, si uno espera su príncipe azul, se va a quedar soltera toda la vida. Entonces tiene que animarse a descubrir, que la persona que elige, o el hombre la mujer que elige, tiene que ser aquella que va a tener cosas muy lindas, pero también cosas que a uno no le van a gustar. Ahora en ese mismo ejemplo, en el cual uno encuentra que esa persona, que desea, que quiere, con la que quiere compartir la vida, no basta solamente con encontrarla. Porque uno podría decir, tengo que encontrar a la persona de mi vida. Basta con eso? Nosotros sabemos que no, empieza un noviazgo, implica todo un camino. Uno podría decir, cuando uno se casa. Y tampoco, porque cuando uno se casa sabe que después eso continua. Y así a lo largo de la vida. Y es por eso que esos deseos profundos que uno tiene, los tiene que ir transformando casi diariamente. Para no ser cansados, podríamos decir cotidianamente. Y lo mismo con otras cosas, en la fe, en el encuentro con Jesús. Uno quiere encontrarse con Jesús. En general ese encuentro no es como uno espera, como uno quiere. Y aun cuando ese encuentro puede ser mucho mas profundo y grandioso que lo que uno creía, a lo largo de la vida también tiene que reconvertir y retransfigurar ese deseo. Para encontrarse verdaderamente con Jesús. Y no con el ideal que yo busco. Esto en todas las cosas de nuestra vida. En el trabajo, en la amistad, en la vocación. Implica una transformación en el corazón del deseo, que implica encontrarse con la verdad del otro, con la verdad mía, y con la verdad de lo que sucede y acontece. Es decir, con la realidad cotidiana que tenemos. Y esto no significa ser pesimista. Sino que es ser realista. Algunas cosas serán mejores de lo que creíamos, otras no serán tan buenas. Pero es aquello que es verdaderamente lo que nos puede llenar el corazón y transformar la vida. Porque sino seguimos caminando como hablabamos el domingo pasado, detrás de lo que nos falta. El domingo pasado, hablábamos de “falta vino en esta fiesta”. A veces en esta vida es como que siempre nos falta algo, y siempre estamos caminando detrás de eso que nos falta. Porque como no terminamos de transformar aquello que buscamos, y aceptar aquello que a veces nos toca vivir, siempre estamos corriendo o caminando detrás de algo que nunca terminamos de encontrar. Para poder encontrar ese deseo, tenemos que transformarlo. Y no solo para encontrarlo en un momento sino para vivirlo en toda la vida. Y esto es lo que de alguna manera intenta hacer Lucas en el Evangelio que vamos a escuchar durante este año. Hoy hemos comenzado a leer el Evangelio de Lucas. El le dice a Teofilo, a quien le escribe, que le escribe esto para darle solidez a lo que él ha aprendido. A lo que a él se le ha transmitido. El encontró a Jesús. Y le transformó la vida. Teofilo era una persona pagana, por eso les dice en la sinagoga de ellos…
Pero le quiere mostrar que tiene que seguir caminando en ese Jesús, que lo tiene que seguir conociendo. Y que tiene que hacer mas sólido ese fundamento que él encontró. Y lo mismo nosotros en la fe, tenemos que siempre seguir caminando con Jesús, e ir profundizando en Aquel que se nos ha presentado. Y para comenzar, empieza con este texto, en el cual es tan importante para Lucas que fíjense la cantidad de detalles que nos dice. A veces los evangelistas no cuentan casi nada, casi lo dicen al pasar. Pero tal vez, aprovechemos para aprender a leer un poco mejor la Biblia, a veces nos dan lujos de detalles de lo que pasa. No es que se hayan acordado mejor de la escena, sino que nos quieren decir algo. Y fíjense todo lo que dice. Entró a la Sinagoga, se sentó, se paró, tomo el rollo, lo leyó, se volvió a sentar, tomo la palabra. Nos da un montón de indicaciones que casi adornan la escena. Pero para mostrarnos la importancia de lo que va a pasar. En el cual Jesús lee este texto, “El Espíritu del Señor esta sobre mi, dice Isaías, porque vengo a transformar la realidad. Vengo a que los oprimidos, los cautivos, los ciegos, vivan de otra manera. Y para eso vengo a traer una vida, un año distinto para ustedes”. Esto es lo que Isaías le escribió a un pueblo que estaba cautivo en Babilonia. Y que esperaba algo distinto. Esto es lo que lee Jesús en ese día. Y después hace la homilía mas corta de toda la historia. Nosotros para decir algo tenemos que hablar mucho, pero Jesús con pocas palabras le bastaba: hoy se ha cumplido este pasaje de la escritura que acaban de oír. Y se sentó. Y la gente tuvo que mirar en el corazón si creía en eso que Jesús les acababa de decir. Que lo que había dicho Isaías no era algo para un momento solamente, sino que se cumplía ese día. Con Jesús ahí. Para saber como reacciono la gente vamos a tener que venir el domingo que viene, porque este Evangelio tiene como dos partes, dos capítulos. Y por eso en lo que me quiero centrar es en ese hoy que les dice Jesús, el les dice que ese día se transforma la vida de ellos. Y eso es lo que ellos van a tener que describir, si Jesús transforma la vida de ellos o no. No les dice que va a venir un cambio político, que va a venir un emperador, que va a suceder algo. “El que transforma la vida de Ustedes soy Yo. Que por obra del Espíritu me hago presente en el corazón de ustedes”. Y ellos van a tener que decidir si creen en eso o no. Y uno podría decir, la vida del otro puede transformar? O la vida de una persona puede transformar la vida de alguien? Y creo que todos tenemos mucha experiencia de eso. Cuando uno encuentra una persona con la cual quiere compartir la vida, creo que eso transforma la vida de uno. Uno se alegra, vive distinto, busca la manera de agradar al otro. Y aun lo que vivía antes, eso que en la película Sara decía “Yo puedo vivir sin vivir, y no puede ” cobra un sentido diferente cuando tiene al otro. Uno a veces sigue haciendo las mismas cosas, trabajando en lo mismo lugar, teniendo los mismos amigos, obviamente teniendo la misma familia, pero todo cobra como una iluminación y una dimensión diferente. Cuando uno encuentra esa persona que transforma. O cuando uno tiene un hijo, y esa persona ilumina la vida, le trae un sentido diferente. Podríamos poner muchísimos ejemplos en el cual encontrar una persona, que este cercana a uno, una persona que lo ame, una persona que nos muestre su verdadera mente y corazón, nos transforma. Y nos transforma verdaderamente. Aun en las cosas más sencillas. Cuantas veces estamos tristes, amargados, no encontramos la salida, y alguien viene, aun alguien que no conocemos mucho, y nos saca de eso. Nos muestra hasta una dimensión diferente de la vida. Eso es lo que les viene a traer Jesús. Viene a trasformar la vida de ellos, y ellos van a tener que elegir si Jesús transforma su vida o no. Si bien no voy a adelantar el capitulo del domingo que viene, sabemos que algunos lo escuchan y otros no. Que a lo largo de la historia algunos creyeron que Jesús podía transformar la vida, y que otros no. Ahora ellos tuvieron que contestar cuando les toco, y frente a Jesús tuvieron que elegir si creían o no. Y si querían seguir a Jesús o no. Ahora, la Palabra se hace carne hoy, y esto nos lo dice Lucas, hoy a nosotros. Porque Jesús a nosotros nos quiere decir “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír” en el mundo que vivimos, en lo que nos toca cada día, en la familia que estamos, en nuestro trabajo, en nuestro estudio. Hoy Jesús quiere transformar nuestras vidas. Pero para eso tenemos que responder en el corazón, tal vez hacer lo mismo que hicieron en este Evangelio, primero animarnos a poner los ojos fijos en El. Mirar con atención. Cuando uno mira con atención es porque esta atento, expectante, algo va a suceder. Animarnos en estos días a mirar con atención a Jesús, y a dejar que El transforme lo que nos toca. Podríamos mirar nuestra vida y pensar de que manera hoy Jesús se nos hace presente, de que manera Jesús hoy nos trae una alegría distinta. De que manera Jesús hoy puede transformar nuestras vidas. El se quiere hacer presente para que tengamos una vida distinta. Para eso lo hizo en su momento, para eso lo hace hoy. La respuesta para querer hacerle un lugar en el corazón se la tenemos que dar nosotros. Somos nosotros los que le podemos abrir la puerta para que El la transforme. Y por eso El nos pregunta hoy a nosotros si queremos hacerle un lugar, si queremos vivir de una manera diferente. Si queremos dejar que El alegre nuestras vidas y las transforme. Pidámosle entonces hoy a Jesús el poder poner en estos días los ojos fijos en El, el poder responderle de corazón si queremos que El se haga presente en nuestras vidas y, como lo hicieron muchos, el poder poner nuestra confianza y nuestra fe en El.
(Domingo III , lecturas: Neh 8,2-10; Sl 18; 1Cor 12,12-30; Lc 1,1-4; 4,14-21)

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