martes, 15 de junio de 2010

Nota: "Pascua, tiempo de libertad y vida"

La palabra “Pascua” (páscae (en latín), πάσχα (en griego) o פסח [pésaj] (en hebreo)) designa la máxima celebración tanto judía como cristiana y significa literalmente “paso”.
Para los judíos es la conmemoración del éxodo de los Israelitas en Egipto. El pueblo de Israel huye de Egipto atravesando el Mar Rojo, guiados por Moisés para caminar durante 40 años por el desierto y llegar a la tierra prometida. Aún hoy se celebra esta fiesta como paso de la esclavitud a la libertad.
Jesús mismo durante toda su vida y en la última cena celebraba esta fiesta cuando fue apresado y luego juzgado a morir en la cruz. A partir de ese momento, nosotros, los cristianos, celebramos la Pascua como el "paso" de Jesús de la muerte a la vida, celebramos su resurrección. El Señor es nuestra nueva Pascua.
Es decir, celebrar la Pascua significa celebrar un paso de Dios por nuestras vidas, que nos hace más libres, que nos da nueva vida. Pero Jesús no quiere que quede sólo en una celebración sino que haya pascua en nosotros, en nuestra Iglesia, en nuestras comunidades, en nuestra sociedad, en nuestras familias y en cada uno de nosotros. Pero para esto tenemos que animarnos también a pasar, a vivir la pascua, como el paso de lo que nos esclaviza a lo que nos hace más libres, de lo que son signos de muerte a signos de vida. Por eso me detuve a pensar y soñar cuales son algunos de los pasos que me gustaría que nazcan como frutos de la pascua que estamoso celebrando. Acá les dejo algunos de esos sueños y los invito a ustedes a pensar y poner en oración aquellos que les parezcan importantes.

En la Iglesia:

• Sueño con una Iglesia cada día más cercana a las situaciones y preguntas que vive el hombre y la mujer en el tiempo actual. Qué ese sea nuestro punto de partida para el diálogo evangelizador.

• Con una Iglesia más acogedora y servicial entregando la riqueza que Jesús nos dejó de su evangelio. Me duele y me cuestiona cuando hablando con alguien veo que está marcado por una imagen o experiencia de una iglesia apegada al dinero o al poder, que no puede vivir con libertad el evangelio.

• Con una Iglesia con capacidad de diálogo y de sostener el disenso en la comunión. Me llama la atención como a veces se puede hablar y disentir mejor con gente que no participa que con determinados grupos dentro de la iglesia.

• Con una Iglesia cada día más solidaria y entregada a los que son más necesitados. Me alegra ver la cantidad de ONG que aparecen, como un techo para mi país, dedicadas a los más pobres. Que sean ejemplo y aliento para nosotros

En nuestra comunidad

• Sueño con una comunidad donde sepamos acompañar y hacer lugar a las familias en todas las realidades que hoy les toca vivir.

• Con una comunidad donde los jóvenes de todas las edades puedan crecer con confianza en el seguimiento de Jesús.

• Con una comunidad donde crezca la comunicación entre todos, aprendiendo a escucharnos mutuamente.

• Con una comunidad que dé siempre testimonio de comunión y acogida, saliendo al encuentro con gestos cálidos, simples y fraternos.

• Con una comunidad que se preocupe especialmente por el cuidado de las personas, especialmente las que están más desprotegidas.

• Con una comunidad que sepa acompañar el crecimiento de la fe de cada uno de sus miembros, facilitando los procesos para que cada uno pueda encontrarse verdaderamente con Jesús.

• Con una comunidad que vea a Jesús en los que están solos, pasan hambre, están presos, enfermos y salga al encuentro de ellos.

En nuestra sociedad

• Sueño con un país donde las elecciones sean verdaderas contiendas para medir la fuerza de las ideas y nunca la idea de las fuerzas. Donde los candidatos cruzan ideas en debates y no buscan cruzarse ellos mismos en pleitos.
• Con un país donde el que quiera trabajar encuentre trabajo, donde todos tengan un trabajo y salario digno, donde se califique al trabajador por lo que sabe y no por de donde viene o quién es.
• Con un país donde se priorice la educación, con escuelas del siglo XXI, chicos y chicas educándose y no en la calle y familias comprometidas en la educación de sus hijos/as.
• Con un país donde la justicia es libre e independiente, que no ponga intereses por encima de encontrar la verdad y descubrir lo que es justo.
• Con un país que lucha por incluir y no excluir, por privilegiar a los que menos tienen y no a pequeños grupos, por crecer en el bien común y no en pelearse unos con los otros.
• Con un país donde siga siendo mi hermano quien piensa diferente, donde aprendamos a dialogar y a dirimir nuestras diferencias con abrazos buscando lo mejor para todos.
• Con un país donde las familias vuelven a ser el centro de la sociedad, donde se promueven sus proyectos y se defiende su dignidad.
En nuestras familias
• Sueño con familias donde sepamos escucharnos y comprendernos, donde el diálogo sea el medio para solucionar nuestros problemas.
• Con familias donde tengamos tiempo para pasar juntos, donde los padres vuelven a poder encontrarse con los hijos y pasar tiempo con ellos, donde la familia sea el centro de la vida de cada uno de sus miembros.
• Con familias donde el amor se vive, se cultiva, se muestra y se expresa de una manera práctica día a día, con gestos cotidianos.
• Con familias donde reine el perdón y la sanación de los vínculos, donde se siembre paz y alegría.

Seguramente algunos de estos sueños parecen pasos imposibles de alcanzar, pero creo que lo mismo pensaron los discípulos cuando murió Jesús: “esto es imposible, esto ya no se puede”. Pero cuando lo vieron resucitado se animaron a luchar por algo distinto. A que algo pase en sus vidas y en la vida de los demás, porque eso es la Pascua.
Ahora es tiempo de que nosotros vivamos la Pascua de Jesús, anunciándolo y comprometiéndonos con nuestra realidad, dejando que Jesús pase por nuestras vidas, por nuestras realidades, por nuestros sueños y los transforme.

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